8 de septiembre de 2020

Destinos y caminos

No hay destinos escritos, no hay caminos por recorrer,

no hay razones para decir que sí, no hay razones para decir que no.


No hay destinos escritos, no hay caminos por recorrer,

todo se puede soltar, todo se puede atar,

tu alma, tus risas, tus costumbres.


No hay destinos escritos, no hay caminos por recorrer,

sólo se camina, sólo se improvisa,

la luna guía por las noches, pero hacia ningún camino cierto,

el sol distrae durante el día, pero de un camino ya perdido.


¿Para qué querés tener un camino? Seguir un camino es una maldición.

Que haya camino hace que haya una vereda, una dirección en ese camino,

un principio y un final, un bache, una curva, unos carteles,

pero sobretodo que haya camino implicará que habrá fracasos:

se fracasará si no se parte desde el principio, si no se llega a la meta,

si no se salta el bache, si no se siguen las normas. Una maldición.


¿Para qué querés un destino? El destino arruina todo.

Porque fallarás porque el destino quiso, porque vencerás porque él lo determinó,

conocerás el amor de repente y luego lo perderás, porque estaba escrito.

El dedo señalador a veces te confundirá para que pienses que fue por vos,

pero nunca será por vos, siempre estará escrito.

Sufrirás, pasarás pruebas, reprobarás pruebas, pero eso ya estaba escrito.. El destino arruina todo.


Pongamos como que hay camino, como que hay destino, 

como que el amor lo encontramos, como que el amor nos encuentra,

como que el sufrimiento enseña, como que el sufrimiento debía venir,

como que no hay direcciones, pero las respetaremos,

como que no hay un libreto, como que sí hay un libreto, 

como que debemos cumplir el libreto, como que debemos huir del libreto.


Pero habrá maldiciones en el aire, aún peores que el destino.

Porque si hay algo peor que no poder cambiar nada, es poderlo cambiar todo.

Romper la libreta cuando hay que completarla, completarla cuando debías romperla.

Fracasar cuando debías vencer, vencer si debías aprender del fracaso.

Aprender lo que no hay que aprender y no chocarte cuando debías estrellarte.


Si pudieras ser lo que quisieras, serías vos. 

Si pudieras no ser lo que quisieras, te someterías.

Pero el destino te engaña y el camino se nubla.

Te obliga a ser libre cuando querías cumplirlo sin sobresaltos.

Te obliga a encadenarte cuando querías elegirlo entre infinitas variantes.


Se te presentará un acertijo y siempre fallarás.

Fallarás en ser lo que estaba escrito.

Fallarás en escribir lo que debías ser.

Fallarás en descubrir lo que querías ser.

Fallarás en ser lo que querías ser.

Fallarás en querer esa libertad que te regalan.

Fallarás en amar la libertad que te quitaron.


O te amoldás y fallás, o escribís tu libreto

escribís tus hojas

usás tu tintero

rompés tus bocetos

regalás una versión

elegís tus capítulos

publicás tu final

y fallás.


Esa maldita facilidad para cambiar.

Esa maldita posibilidad de elegir.

Ese maldito remolino que te hace moverte.

Bendito quien vive en una brisa.

No será movido.

No podrá mover rocas.

 



RD-.